En primer lugar recordar desde esta humilde pagina al compañero Andres Valenzuela Sanchez-Castilla, que el pasado 22 de febrero visitando el palacio nacional da Pena, falleció víctima de un infarto de miocardio, vaya para toda su familia nuestro mas sentido pésame. Como podéis comprobar, este curso se ha vuelto muy viajeros, esta siendo tal el éxito que por cuestiones logísticas hay que programar dos turnos, el primero de ellos el día 22 de febrero y el segundo el 29 del mismo mes. La verdad es que a pesar de todos los pesares (en un día 600 kms., siete horas de autobús, etc.) el viaje bien mereció la pena. Sintra es una ciudad para visitarla con mas tiempo dada la monumentalidad que en ella encontramos.
A la llegada a esta villa, conquistada por Alfonso I de Portugal a la Taifa de Badajoz en 1147, después de la toma de Lisboa, hecho que yo al menos desconocía, y para cumplir con el fin que daba sentido a este viaje, nos dirigimos en unos autobuses fletados por la organización a visitar el parque y palacio da Pena. Sintra es una ciudad situada en la ladera de un monte, así que todas sus calles tienen un desnivel considerable, acentuándose estos a medida que nos vamos acercando a las proximidades del palacio da Pena, hasta el punto, que para una más cómoda y descansada subida se recomienda se haga la misma en un coqueto autobús, símil de un vagón de tren de época, que existe para estos menesteres y le da un aire romántico, tanto al viaje como al lugar. El palacio tiene una situación privilegiada en cuanto a su
entorno natural, construido por Fernando II de Portugal sobre las ruinas de un antiguo convento de frailes jerónimos derruido por el terremoto de Lisboa de 1755, es un ejemplo de la arquitectura romántica a la usanza de los castillos de su baviera natal. El rey artista, como se le conocía, aunó en la construcción de este palacio hasta cinco estilos constructivos distintos, y todos habilmente entrelazados, neo-gotico, neo-manuelino, neo islamico, neo-renacentista y arquitectura colonial.
A la llegada a esta villa, conquistada por Alfonso I de Portugal a la Taifa de Badajoz en 1147, después de la toma de Lisboa, hecho que yo al menos desconocía, y para cumplir con el fin que daba sentido a este viaje, nos dirigimos en unos autobuses fletados por la organización a visitar el parque y palacio da Pena. Sintra es una ciudad situada en la ladera de un monte, así que todas sus calles tienen un desnivel considerable, acentuándose estos a medida que nos vamos acercando a las proximidades del palacio da Pena, hasta el punto, que para una más cómoda y descansada subida se recomienda se haga la misma en un coqueto autobús, símil de un vagón de tren de época, que existe para estos menesteres y le da un aire romántico, tanto al viaje como al lugar. El palacio tiene una situación privilegiada en cuanto a su
entorno natural, construido por Fernando II de Portugal sobre las ruinas de un antiguo convento de frailes jerónimos derruido por el terremoto de Lisboa de 1755, es un ejemplo de la arquitectura romántica a la usanza de los castillos de su baviera natal. El rey artista, como se le conocía, aunó en la construcción de este palacio hasta cinco estilos constructivos distintos, y todos habilmente entrelazados, neo-gotico, neo-manuelino, neo islamico, neo-renacentista y arquitectura colonial.Fernando II de Portugal, rey al que gustaban todas las novedades y excentricidades, mandó repoblar todos los alrededores del palacio con especies arbóreas traídas de todo el mundo. Destacar en el palacio, destacan muchas cosas, pero merece la pena admirar un retablo tallado integro en alabastro atribuido a Nicolas de Chanterenne, procedente de la capilla destruida por el terremoto de Lisboa y el claustro de doble planta revestido de azulejos. La panorámica que se puede ver durante el paseo que se puede hacer a través del adarve del palacio, es de una belleza singular teniendo en cuenta que nos encontramos en el punto mas alto de la sierra de Sintra, por encima incluso del castillo de los moros, situado a escasa distancia del palacio. El sur-oeste de la sierra, en lo alto de una roca es curioso como una estatua en bronce, cuya autoría se atribuye a Ernesto Rusconi, representa al rey vestido de guerrero guardando su obra. Una vez terminada la visita y llegada la hora de comer, nos dirigimos al restaurante O´Regional, donde degustamos de los tipicos platos de la cocina portuguesa. La comida bien, y después del café, y ya por libre, cada uno se dedicó a lo que mas le apeteció, nosotros a visitar otro de los palacios emblemáticos de Sintra, el palacio Nacional ó el palacio da Vila como también es conocido. Es un palacio urbano, cuya construcción se inició en el siglo XVI, siendo el autor desconocido. Presenta trazos de 
arquitectura medieval, gótica, manuelina, renacentista, y romántica , con un conjunto de cuerpos aparentemente separados, pero que forman parte de un todo articulado entre sí, a través de escaleras, corredores y galerías. Las estancias internas se dividen en zonas organizadas en torno a patios. La capilla, de planta rectangular y nave única, presenta los muros revestidos por pinturas ornamentales y techo de madera. En la cocina son visibles las bases octogonales de las monumentales chimeneas que son uno de los emblemas de la ciudad. Llegadas las seis de la tarde los autobuses iniciaron su vuelta a casa, después de un día que tuvo sus claroscuros en lo climatológico, pues a pesar de que el tiempo estuvo soleado, a la subida al palacio no dejo de notarse un fuerte viento fresco y nubes que ensombrecieron el cielo durante un buen rato. Nuevamente nuestra felicitación a la organización y hasta Salamanca/la Alberca en el mes de Abril
arquitectura medieval, gótica, manuelina, renacentista, y romántica , con un conjunto de cuerpos aparentemente separados, pero que forman parte de un todo articulado entre sí, a través de escaleras, corredores y galerías. Las estancias internas se dividen en zonas organizadas en torno a patios. La capilla, de planta rectangular y nave única, presenta los muros revestidos por pinturas ornamentales y techo de madera. En la cocina son visibles las bases octogonales de las monumentales chimeneas que son uno de los emblemas de la ciudad. Llegadas las seis de la tarde los autobuses iniciaron su vuelta a casa, después de un día que tuvo sus claroscuros en lo climatológico, pues a pesar de que el tiempo estuvo soleado, a la subida al palacio no dejo de notarse un fuerte viento fresco y nubes que ensombrecieron el cielo durante un buen rato. Nuevamente nuestra felicitación a la organización y hasta Salamanca/la Alberca en el mes de Abril 
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